El propósito del sistema inmunológico es mantener fuera del cuerpo a los microorganismos infecciosos tales como ciertas bacterias, virus y hongos, así como destruir cualquier microorganismo infeccioso que invada al cuerpo. El sistema inmunológico está formado por un conjunto vital y complejo de células y órganos que protegen al cuerpo contra la infección.
Los órganos que forman parte del sistema inmunológico se llaman órganos linfoides, los cuales influyen en el crecimiento, el desarrollo y en la liberación de linfocitos (cierto tipo de glóbulos blancos).
Cuando el sistema inmunológico no funciona adecuadamente, deja el cuerpo susceptible a muchas enfermedades. Las alergias y la hipersensibilidad a ciertas sustancias se consideran desórdenes del sistema inmunológico. Además, el sistema inmunológico juega un papel importante en el proceso de rechazo de los tejidos u órganos transplantados. Entre algunos ejemplos de desórdenes inmunológicos se incluyen los siguientes:
El cáncer del sistema inmunológico.
Las enfermedades autoinmunológicas como la diabetes juvenil, la artritis reumatoide y la anemia.
Las enfermedades por complejos inmunológicos como la hepatitis viral y la malaria.
Las enfermedades por inmunodeficiencia, como el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA).